EL RESPETO

Es una relación que se establece entre nosotros y un sujeto o institución determinada. Consiste en tomar en consideración la existencia del Otro al momento de actuar.

Nuestra individualidad se define según la posición que ocupamos en la comunidad. Por tanto, la presencia de interlocutores y actores que complementan nuestra propia acción, es perenne en nuestra vida. Mediante el respeto reconocemos, e incluimos en nuestra actividad, a nuestro prójimo inmediato, que proporciona sentido a nuestro devenir humano y frente al cual cobramos independencia como seres con particularidades propias.

El respeto facilita las interrelaciones con los demás y con nuestro propio ser. Nuestras aspiraciones personales, cuando son legítimas, merecen que las protejamos y les brindemos la oportunidad de manifestarse. Los deseos de aprender y experimentar que sentimos, son evidencia de la energía universal maravillosa que se expresa a través de nosotros y debemos honrar estas inquietudes. Un juicioso plan de desarrollo de nuestros propios ideales, es la base fundamental para respetar las metas ajenas.

Cuando valoramos nuestro sentir, cuando lo tomamos en cuenta y lo protegemos, abrimos nuestros sentimientos, emociones e ideas, a la presencia de la salud espiritual, mental y física. Una persona que se respeta, que siente la importancia de su individualidad, está capacitada para reconocer en su entorno humano, lo que hay de apreciable y bueno. La salud social, el orden y la armonía, surgen cuando los integrantes de la comunidad cultivan el respeto propio y ajeno.